Volvemos a sufrir los rigores del Dakar, etapa rapidísima y pistas pedregosas muy rotas, intercaladas con zonas de arena muy blanda.
Tuvimos la suerte de pasar sin no mucho problema las zonas de arena, temperatura alta y calefacción a tope para minimizar los inconvenientes del sobrecalentamiento del motor, pero como ya viene siendo habitual en la última especial del día reventamos otra rueda, menudo entrenamiento, cada vez somos más rápidos en el cambio, pero los controles de paso nos pasan factura en la clasificación general.
El coche tiene ruidos inimaginables y es una auténtica sinfonía de partes móviles quejándose de lo sufrido durante todos estos días. No hay descanso y mañana de nuevo en la línea de salida
Animos campeones, esas dificultades os harán mejores.